El 10 de noviembre de 1820, en las calles empedradas de Guaranda, resonó el eco de la libertad.
Hombres y mujeres valientes, con el corazón encendido de esperanza, se alzaron contra siglos de opresión. No fue solo un grito de independencia; fue el latido profundo de un pueblo que soñaba con un mañana diferente.
Ese día, Guaranda se llenó de orgullo y determinación, convirtiéndose en cuna de libertad para el Ecuador. Hoy, recordamos con emoción a aquellos héroes que, sin temor, dieron todo por un ideal. Porque su coraje vive en cada uno de nosotros, y su lucha es el testimonio eterno de que la libertad siempre vale la pena.
¡VIVA GUARANDA!